La máscara es un objeto físico y simbólico que nos permite explorar la identidad y la autorrepresentación. Hacernos más conscientes de todos tenemos una variedad de máscaras que nos permiten relacionarnos con las demás personas, con el entorno y con nosotros mismos, nos ayuda a entender de qué modo construimos nuestra identidad. Desde hace miles de años, los seres humanos hemos utilizado máscaras con intenciones diversas. Algo sucede cuando te pones una máscara: la máscara tiene el poder de ocultar y de revelar, de proteger y de despojar; puede darnos fuerza o provocarnos terror. La máscara nos puede ayudar a transformarnos y nos sirve para comunicarnos con lo invisible.

El psiquiatra catalán Francesc Tosquelles también hace referencia a la relación entre la máscara y la identidad: “[…] todos vamos enmascarados a encontrar a los demás. La máscara es una puesta en escena de la personalidad, pero lo que realmente entra en juego durante los encuentros es la persona a la que la máscara cubre con artefactos, siempre hechos de convenciones sociales”.

En las actividades de Bioscopio: Antiselfi buscaremos, igual que hacía Tosquelles, alimentar la libertad de cada individuo, haciendo a las personas que participen de dichas actividades más conscientes de estas convenciones sociales, y así dejaremos espacio para las representaciones de la singularidad de sus propias historias. Una de las tareas que llevó a cabo Tosquelles fue la de despatologizar la locura, aceptando que forma parte del ser humano y que nos brinda acceso a nosotros mismos. La locura, igual que la máscara, no miente: descubre.